Dori Merchán






A MI ABUELA








Un recuerdo difuso
que se grabó en mi mente
de pequeña urbanita.
Un tiempo donde el trigo
se perdía entre los dedos al convertirse en pan.
El sol se reflejaba
en la dorada piel
de aquellos animales de imponente figura
arrastrando los trillos con su paso cansado.
El zaguán, el brasero,
el corral con gallinas
el conejo huidizo que se pierde en la hura.
Son recuerdos de un mundo que solo me rozó
revividos quizá a través de tu hijo.
Han pasado los años
y me acerqué a aquel pueblo
no quedaba ni rastro de lo que imaginé,
todo era diferente
y con obstinación recorrí sus rincones
intentando que un hilo me llevara al pasado.
Y sin saber por qué
mis pies se detuvieron
ante el gastado marco que rodeaba la puerta.
Y supe que esa era la imagen de mi infancia
en el viento tu voz, diciéndome viniste.
Y volví a mi ciudad, a seguir con mi vida,
con la niña que fui
con la mujer que soy.